Wednesday 9 March 2011

Quise apostar...

Hace unos años entré a un casino; no tenía mucho dinero, tan sólo me quedaban unas moneditas que decían: amor, lealtad, confianza y entrega. Ufff!! Di muchisimas vueltas; de aquí para allá, de allá para acá... Buscando a ver si encontraba alguna otra cosa que apostar porque no quería perder esas monedas que eran lo único que cargaba en mis bolsillos flacos en esta era del desamor.

No tuve de otra; me senté en una maquina traga monedas y rápidamente, para que no llegara el arrepentimiento e hiciera de las suyas, las inserté y escuché el sonido de sus caídas como si fuera una sentencia definitiva de cadena perpetua. Sin expectativa alguna punché botones y bajé la palanca; para mi sorpresa, mis monedas se multiplicaron casi en un 100% (no todo es perfecto, siempre hay que pagarle impuestos hasta a las máquinas). De ahí pasé a otra máquina, y luego a otra más... Se repitió mi suerte toda la noche.

Al llegar la madrugada me senté en una mesa a jugar cartas; vi como las columnas de fichas redondas de colores fueron dejandome ver el rostro de la repartidora de la mesa, hasta que ya no quedaban más que las monedas iniciales que las había vuelto a colocar en mi bolsillo. Creyendome suertuda, las volví a apostar y esa vez PERDI. PERDI... Hasta la palabra perder suena a fracaso; hasta la palabra fracaso suena a derrota; hasta derrota suena a darme por vencida.

Rogué y rogué para que el casino me devolviera mis monedas que decían amor, lealtad, confianza y entrega, porque sabía que sin ellas era difícil volver a levantarme, volver a creer en mí y en el mundo. Pasaron varios años, y entre litis y litis, conseguí que devolvieran las monedas a su bolsillo de origen. Ahora, cuando camino cerca del malecón y en mi cara se reflejan todas las luces de los casinos, que invitan de manera burda al derroche, sólo entro, miro, examino, disfruto de sus brindis, pero dífícilmente me seducen sus máquinas... Apostar me cuesta, porque para apostar debo estar segura de que ganaré y ninguna banca pierde.

Con amor (una de mis monedas favoritas),

Crystal