Saturday 29 May 2010

Venid los ‘morados’ del campo a la ciudad…

Callé la semana pasada porque aún me recuperaba del shock del resultado que iba arrojando, chin a chin, la JCE de las elecciones del pasado 16 de mayo.

No voy a repetir ya lo que muchos han dicho sobre como esto atenta contra la democracia y la gobernabilidad. No voy a redundar en el tema de que el fraude electoral de estas pasadas elecciones y su campaña dieron náusea. No voy a recalcar que el color de la isla más bella del Caribe se tornó púrpura intenso desde ese día donde los y las dominicanos/as decidieron callar con su abstención y las autoridades presentaron, en gran parte, las más pobres propuestas electorales. No voy a resaltar nuevamente que estas elecciones subrayan una vez más la falta de educación y las precariedades económicas del dominicano/a. No es un opción para quien escribe, caminar en círculos y volver una y otra vez a la misma conclusión: el resultado de estas elecciones NO debe ser orgullo del partido de gobierno; no es una pelea ni representación justa.

Hoy es día de las madres y hace un año, para esta misma fecha, mientras fui parte de la “diáspora dominicana”, escribí un artículo inspirado en todas las madres que habían sido y siguen siendo un ejemplo para mi; incluso, dediqué mis letras a la madre más importante; La Madre Naturaleza. Recuerdo como hoy que ese día, por el hecho de estar lejos, sólo pensaba en lo mucho que quería regresar y lo divertido que es pasar una fecha festiva como esta en Santo Domingo, con toda la familia. En esos días, el color no era púrpura, aunque ya se vislumbraba un fuerte tono morado que avasallaba los demás colores.

Llegué y ¿qué les digo? Me di cuenta que habían cambiado tantas cosas. Lo primero es que no pensé que el tema de la delincuencia empeoraría en tan sólo un año. Escalofríos por doquier: paso por la Anacaona y me da escalofríos; paso por las praderas y se me pone la piel de gallina; paso por la JCE, se me ponen los pelos de punta; paso por la francesa y se me entra un ‘friito’… Y así puedo seguir por cada rincón y fácil que muero de un infarto. Otro aspecto que me chocó, y volviendo al tema del inicio, fue lo fortalecido que estaba el partido de gobierno, convirtiéndose en la única maquinaria (lamentablemente, porque no deja opción) capaz de responder a cuestiones nacionales; de llegar, prácticamente a todos los recovecos de este país. OJO: dije cuestiones, no problemas.

Antes de las elecciones lo advertí (no había que ser bruja, politóloga o poseer el don de la clarividencia). Se lo dije a muchas personas: “ellos van a arrasar”, a lo que me respondían con gestos de confirmación y de cero resistencia. Era como si presenciáramos la confección de un diseñador frente a su maniquí: la JCE emitía los boletines, y el diseñador arropaba con tela morada los diferentes miembros del maniquí, dejando los pies, el cuello y las orejas desnudos para luego colocarle un pedazo de tela blanca y así le daba un toque de combinación al monocromatismo que se seguía apoderando del cuerpo del maniquí.

Amigos y amigas, no sólo la propuesta electoral era pobre, sino que el clientelismo hizo su debut en los escenarios que no había podido debutar. Ese “fenómeno” (que ya no se puede usar expresión porque de fenómeno no tiene nada; más fenómeno es la transparencia) fue estrujado en la cara de todos y todas advirtiendo la pasividad de nuestra población y lo conformista que podemos ser. Otra vez le ganó el ‘papeletazo’ a nuestro deseo.


Hoy es día morao’ de las madres, donde las esperanzas por una alternativa frente a lo mismo se hacen más escasas. El fin de semana estuvo lleno de vehículos en las calles comprando y envolviendo regalos, distraídos con toda la propaganda de “Yo quiero ser mamá” o de “Madre sólo hay una”, sin detenerse a pensar la barbaridad que recién ocurrió.

No se dejen nublar por la manipulación de la opinión pública; a las madres de hoy y las que pueden serlo, en este día ‘morao’ aprovechen el día familiar y comenten lo ocurrido; reflexionen junto a sus seres queridos sobre el rol de cada uno de nosotros/as en la evolución de nuestra sociedad; repiensen la negativa idea de involucrarse en los procesos de cambio; inicien desde sus hogares la construcción de una alternativa e impulsen una trasformación cultural en aras de combatir el miedo de hacer política transparente y representativa, así como también el empoderamiento ciudadano sobre su participación directa en el diseño de políticas sociales para el desarrollo. Porque después de todo: “Quien como una madre, con su dulce encanto nos disipa el miedo, nos calma el dolor; con sólo brindarnos su regazo santo, con solo cantarnos baladas de amor”.

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